Desde Jueves, 04 Julio 2013 - 19:00 Hasta Domingo, 04 Agosto 2013 - 20:00 | |
Localización Palais de Glace. Posadas 1725, CABA | |
Contacto 4804 1163 | |
Organizada
por la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (ARGRA), la
Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino propone un recorrido narrativo
a partir de las imágenes más representativas del año anterior.
En
esta edición se presentan fotografías registradas en 2012 sobre los
hechos más relevantes ocurridos en el país y en el mundo. Más de 250
fotografías exhibidas -seleccionadas entre más de 2700 imágenes enviadas
por reporteros de todo el país- que abordan temáticas relacionadas con
el deporte, la política, la naturaleza, el medio ambiente, el arte y la
vida cotidiana en general.
Entrada libre y gratuita.
Horarios: martes a viernes de 12 a 20 y sábados, domingos y feriados de 10 a 20
Visitas guiadas: sábados a las 17 y 18 hs.
Cada vez que la miro Pablo Llonto, prólogo al catálogo de la presente edición
Cada vez que la miro pienso en ellos. Cada vez que la miro, pienso en ellas.
Cada vez que la miro, a ésta o a la otra fotografía, o a la otra, pienso en ellos. Pienso en ellas.
En
sus enormes virtudes por adivinar, con sus ojos, dónde está la victoria
de una imagen. La victoria de encontrar el retrato justo en el túnel de
cada día.
En
su mayor o menor fortuna para que los espíritus que manejan sus dedos,
avancen entre el espanto hasta la raíz de un botón que capturará, o no,
una injusticia.
En
sus vehementes momentos previos. En ese bolso bien o mal preparado, en
sus relucientes cámaras, en sus otoñales rollos. En el arrugado chaleco
de los bolsillos que nunca acaban.
En
sus bostezos de las guardias ordenadas por un jefe bien sentado; en la
eternidad de una espera al funcionario, al rockstar o al melancólico
defensor central de un club del ascenso.
En
las ventanas que se abren para que un epígrafe se luzca, o el sofocante
título de una nota equivoque la intención de una fotografía.
Pero
cada vez que la miro, y que pienso en ellas o en ellos, veo en ella, en
cada foto, la inmortalidad de quienes pelearon por sus derechos. El
añoso historial de los reclamos. La alegría por agremiarse, las lunas
que pasaron pidiendo un viático, las horas extras, el material a cargo
de la empresa y no del trabajador, las promesas de una efectivización
que no llega, el rencor por una precarización que no cesa y que los
convierte, a muchos de ellas y ellos, en factureros, proveedores,
hombres y mujeres a quien se pretende expropiar sus conquistas.
En
cada fotografía están los mensajeros y las mensajeras. Informándonos
que hay un rostro llamado Susana Trimarco. Y que hubo dolor y angustia
por una condena que no fue. Y que el secuestro de Marita Verón debe
vengarse con justicia para que sus asesinos no sonrían y fumen ante una
Nikon, o Canon, o la maldita marca que sea.
En
cada fotografía está la madrugada del pobre, la niña indefensa de los
allanamientos, el desamparado jubilado que derrota, dignamente, a
multiarmados policías.
El
temblor de observar la tragedia de Once, la sonrisa por el entrenador
de boxeo que miró las inquietas nalgas de la chica que muestra los
carteles, la paciencia por esperar que el bote del inundado transite de
una buena vez frente a la Iglesia.
Es
una lástima que frente a tanta inspiración que usted empezará a ver en
estas páginas, no podamos contar la historia de todos los hombros que
llevaron peso, de todos los relojes que aguardaron verdades, de todos
los teléfonos que sonaron pidiendo o exigiendo ayuda o, sencillamente,
el respeto de nuestras leyes laborales.
Pero
como aquí también hay sueños, a los sueños vamos. Al sueño de quienes
aman un oficio, un trabajo, una profesión que, orgullosamente, convierta
en escombro las explotaciones, los malos tratos, los abusos de darle
cámara a cualquiera para reemplazar al reportero, las tibias respuestas
de quienes deben proveerlos de materiales, elementos, buena paga, obra
social, jubilación, respeto.
Cada vez que usted mire una de estas fotos, recuerde que usted no está frente a una obra que se descolgó por milagro.
Cada
foto de una sencilla luna que asoma en un estadio, es una sencilla vida
de alguien que lleva horas, entre el frío y el remise que no mandaron,
para que esa luna circule entre miles y miles, mientras la noticia no es
la luna.
Aquí
están ellas, entonces, las hermosas y bellas fotografías que salieron
del corazón, que salieron de la voz que grita ante el gomazo policial o
ante la bala que ya ha penetrado. Que salieron de las mejillas aún
húmedas por el gas, por la tristeza de la masacre en Paraguay.
Cada
vez que te miro, hermosa y bella fotografía, pienso en vos, compañero
reportero gráfico, compañera reportera gráfica. Y en todo lo que has
luchado...
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miércoles, 3 de julio de 2013
24ª Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino
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