sábado, 27 de julio de 2013

DORMIR POCO ENGORDA

DORMIR POCO ENGORDA”


El Dr. Máximo Ravenna se refirió a las consecuencias que acarrea no descansar el tiempo necesario y a los trastornos de salud a los que conlleva dicha conducta. Una persona que no se toma el tiempo para dormir como se debe podría aumentar su peso en alrededor de cinco kilos por año. Trabajar de noche, vivir en horario nocturno y dormir de día, cambiar permanentemente los tiempos de relajación y la falta de horas de sueño desequilibran todos y cada uno de los puntos de sincronización del cuerpo humano, entre los cuales, obviamente, se encuentra el metabolismo y la asimilación correcta de los alimentos.
Un estudio que publica la revista Science Translational Medicine indica que realizar actividades laborales en horarios nocturnos puede favorecer la aparición de diabetes y obesidad por un desajuste en el reloj biológico que altera la secreción de la insulina.
Para llegar a esta conclusión, se trabajó durante seis semanas con 21 personas sanas. Los voluntarios durmieron 10 horas diarias durante las tres primeras semanas, pero luego su descanso se redujo a 5,6 horas de sueño cada 24 horas para simular las rotaciones en los turnos de trabajo.
“Los resultados muestran que las personas que trabajan en turnos de noche y tienen predisposición a la diabetes tienen más posibilidades de desarrollarla” expresa el estudio y agrega que “la masa corporal se vio afectada, ya que los participantes mostraron una reducción de la actividad metabólica que se podría traducir en un aumento de peso anual de más de 4,5 kilos”.
En sintonía y también de acuerdo con una investigación difundida en la revista Sleep, se destaca que es importante dormir bien, temprano y con un sueño de buena calidad para evitar un incremento de peso. En los resultados de la investigación, liderado por Andrea Spaeth, del Departamento de Psicología de la Universidad de Pennsylvania, se encontró que los adultos sanos que se desvelan y lo hacen de forma crónica, consumen más calorías durante el día, para compensar la falta de sueño.
Para arribar a estos resultados, el equipo de investigación realizó el estudio en el Laboratorio de Sueño y Cronobiología del Hospital de esa facultad, que incluyó a un grupo de 225 individuos sanos, no obesos, con edades comprendidas entre 22 y 50 años, que fueron asignados al azar a la restricción del sueño o la condición de control y pasaron hasta 18 días consecutivos en el laboratorio.
Las comidas se sirvieron a horas precisas pero siempre tenían comida disponible en la cocina del laboratorio para los participantes que quisieran comer en otros momentos del día. Los sujetos podían moverse, pero no se les permitió hacer ejercicio, sino tan sólo ver la televisión, leer, utilizar videojuegos o realizar otras actividades sedentarias.
Al respecto, y en congruencia con estos estudios, el Dr. Ravenna dice que todo el desacople homeostático que genera la falta de descanso trae aparejadas alteraciones en el estado de ánimo, algo que indirectamente también puede llevar a comer más para reemplazar la insatisfacción que genera el no poder dormir en tiempo y forma. En definitiva se genera un círculo vicioso que retroalimenta negativamente ambos estados.

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